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Sin nombre #13

  • Alejandro Orozco
  • 14 dic 2020
  • 1 Min. de lectura

Hace no mucho tiempo, las estrellas en el cielo se reunieron para comentar los últimos acontecimientos celestiales, como el surgimiento de un nuevo planeta o el avistamiento de una supernova. Se encontraban en medio de la conversación cuando una de ellas se acercó con noticias terribles.

- Acaban de encontrar en la Tierra una mujer que nos supera en belleza - dijo, pálida, la estrella.

Con el rostro consternado, las demás se acercaron, asustadas por lo que parecía ser una tragedia de magnitudes desproporcionadas. Como todo el mundo sabe, las estrellas son tan bellas como vanidosas, y la aparición de alguien que pudiera competir con ellas en hermosura las hizo temblar de miedo.

- ¡Es imposible! - exclamaron todas.

- Debe tratarse de un error. Los humanos son criaturas comunes, incapaces de brillar e iluminar el firmamento como lo hacemos nosotras.

- Sólo hay una forma de averiguarlo - dijo otra. - Bajemos a la Tierra para comprobar si tal criatura en verdad existe.

- Pero, ¿cómo? Los humanos jamás nos han visto tan cerca.

Por un momento todas se quedaron pensando, hasta que una de ellas acertó a decir:

- ¡Flores! Bajemos en forma de flores.


Aquella fue la primera vez que llovieron rosas sobre la Colonia Nápoles.


Publicado por primera vez el viernes 15 de octubre de 2010


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